“Cinco cabezas, diez manos, un solo corazón” así se presenta este grupo
de grafiteros madrileños. Una “buena mezcla” según la traducción de su propio
nombre al portugués: Boa Mistura. Estos jóvenes, llevan desde 2001 dando guerra
en las calles de todo el mundo.
Comenzaron en un pequeño barrio de la Capital madrileña, hasta conseguir en 14 años una carrera sólida en un nicho del arte muy explotado, pero poco reconocido: el Graffiti.
El grupo juega con colores vivos, ángulos de visión y sobretodo, con
hacer a la gente feliz a través de sus proyectos. Le robamos unos minutos a
Javier Serrano, arquitecto y uno de los cinco integrantes de Boa Mistura.
PREGUNTA: ¿Qué ocurre en 2001 para que 5
personas tan diferentes unan su gusto por el arte? ¿Cómo fue el comienzo de Boa
Mistura?
RESPUESTA: Fue totalmente espontaneo. Nosotros ya éramos amigos desde
los 14 años, y en 2001 es cuando nos juntamos y pintamos el primer mural los
cinco. Nosotros veníamos pintando por nuestro lado, y no fue hasta 2001, cuando
por amigos comunes, nos juntamos e hicimos nuestro primer proyecto. A partir de
ese momento empezamos a pintar mas repetidamente, pintábamos durante el fin de
semana… y sentimos una sensación de que teníamos que ponernos un nombre. Y
entre los muchos nombres que hubo,
elegimos Boa Mistura.
P: ¿Entonces el principio de vuestra
carrera como graffiteros fue ilegal?
R: Si. Tampoco había mucho soporte con permisos para pintarlos, entonces
nos juntábamos de forma ilegal y pintábamos. Aunque cada vez le empezamos a dar
más tiempo a las piezas, buscábamos un resultado estético más interesante. Nos
sentíamos más realizados que con una pieza vandálica. Empezamos a pedir algunos
permisos, pero no era sencillo. Y muchas veces teníamos que recurrir a la
ilegalidad, e incluso a día de hoy, lo hacemos.
P: Dais mucha importancia a los colores, al
mensaje, jugáis también con la perspectiva… ¿Cómo describiríais vuestro estilo?
R: Yo creo que no tenemos un estilo definido como tal. Somos cinco
personas que cada uno estamos formados en un campo distinto, y ese cripticismo genera que nuestras
influencias sean muy variadas y han hecho que no tengamos un único lenguaje,
sino que nos adaptamos a cada proyecto. Lo que si tenemos es una filosofía:
inspirar de forma positiva a las personas y hacer algo constructivo.
P: Hablemos de cómo se prepara una
proyecto… ¿Cómo es el proceso paso por paso?
R: Es un
proceso muy amplio y muy complejo. Dependiendo de cada proyecto colaboramos con gente especializada en ese
ámbito. Empieza con un debate en nuestra mesa de estudio, y llevamos a cabo un Brainstorming y nos acabamos quedando
con una única idea. Una vez comenzamos a desarrollar el trabajo, pedimos ayuda
externa siempre que lo necesitemos. Por ejemplo, cuando pintamos un muro muy
alto, trabajamos con escaladores, y nos copiamos de su técnica.
P: Parece que conocemos mucho sobre el arte
clásico, y mucho menos sobre el arte actual que empapa nuestras calles. ¿Cuál
es la ambición que tenéis con la creación de vuestras obras?
R: Ambición ninguna. Entendemos que tenemos un propósito de hacer algo
positivo. Al fin y al cabo, nuestro trabajo está en la calle y tenemos una
responsabilidad con el ciudadano. Tenemos siempre la ilusión de inspirar a las
personas. La calle es un lugar de todos.
P: Muchas de ellas llevan mensaje… Cómo la
obra que realizasteis junto a los vecinos de Alameda de Osuna por las 5
víctimas del Madrid Arena: “Planto tu recuerdo bien hondo para que florezca
bien alto”… ¿Cómo fue la experiencia?
R: Ahí sentíamos que teníamos que hacer algo. Porque alguno de nuestros
hermanos pertenecen a esa generación. Nosotros sentimos un vínculo fortísimo
por nuestro barrio (Alameda de Osuna) y fue una circunstancia que nos afectó
muchísimo y entendíamos que teníamos que hacer algo. Para ello utilizábamos la
pared donde veníamos pintando durante toda la vida, la más especial que
tenemos, y decidimos hacer nuestro último mural ahí dedicado a las víctimas.
Además quisimos abrir un proceso participativo con los vecinos del barrio para
pintar; cogimos toda la pintura que teníamos en el almacén e invitamos a la
gente para que espontáneamente dibujasen lo que quisieran y posteriormente,
nosotros tapamos de blanco gran parte de esos mensajes cerrando esa experiencia
de dolor con una frase que resuma bien nuestro sentir: Planto tu recuerdo bien
hondo para que florezca bien alto.
P: Mucha gente no considera el Graffiti
como un arte ¿Qué les diríais?
R: (Risas) Lo podría entender en cierto modo, porque el graffiti es el
tipo de arte más vandálico en nuestras ciudades. Y genera un degrado. Pero
también es un grito a la existencia, ese sentir, ese “yo también existo y soy
un ser humano”. El arte urbano en su versión más evolucionada es una
herramienta muy interesante y bien canalizada crearía un patrimonio enorme en
nuestras ciudades. Les diría que no todo es tan agresivo ni tan malo. Es una
expresión sincera de las personas y debería considerarse arte. Aunque los
graffiteros urbanos en realidad, no le damos tanta importancia a los malos
comentarios. La publicidad también invade de forma agresiva nuestras ciudades y
nadie dice nada.
P: ¿Tendrán que pasar décadas para que se
reconozca el arte urbano en los libros de arte?
R: Ya se van reconociendo… pero como todas estas cosas nuevas, tarda.
Somos una generación joven y vamos andando aquí y ahora. Es normal que no se
comprenda, si se comprendiese, es algo que ya está catalogado. En historia del
arte ya se trata el Graffiti… como arte marginal, pero se trata.
P: Vuestra carrera ha pasado no solo por
nuestro país, sino por Berlín, Sudáfrica, Panamá, Venecia, San Paulo, un nuevo
proyecto en México… ¿Con que sitio os quedáis y por qué?
R: Nos quedaríamos con todos. Es como preguntarte “¿Con qué hijo te
quedarías?”. Volvería a todos y cada uno de ellos. En todos hemos encontrado a
personas fantásticas. No hay nada más que no nos guste que hacer la maleta y
lanzarnos a una nueva aventura. Es lo que sentimos, lo que amamos, y es un modo
de vida. Somos afortunados porque tenemos muchos proyectos fuera, ya que aquí
con la que está cayendo no nos piden muchas cosas.
P: De estos casi 14 años de trabajo juntos…
contadme alguna anécdota o curiosidad que os haya ocurrido mientras
trabajabais.
R: Imagínate (risas). Casi una cada día. Me acuerdo que el primer
trabajo remunerado que tuvimos… cogimos el dinero, alquilamos un coche, y
metimos el maletero de pintura. Pasamos por Logroño, Pamplona, Bilbao,
Tarragona, Castellón y ya en Valencia nos quedamos sin “un pavo”, y nos tuvimos
que volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario